LOS NÚMEROS EN EL 2024: UNA VISIÓN

Cada ser, cuando nace, viene con unas vibraciones que marcan su camino de desarrollo personal en todos los ámbitos de la vida y las experiencias por las que pasará. Completar esas experiencias con una actitud idónea y el sentimiento que cada situación requiera, según el significado de los números que designen esas vibraciones de nacimiento, hará que se pueda convertir en un ser consciente, un ser espiritualmente libre.

Las vibraciones básicas que marcan la evolución de cada ser están determinadas por los números que se sitúan en los factores de trabajo: alma y karma, en los potenciales: don divino y destino, y en el factor de la vida, que ayudará a concretar trabajo personal y potenciales. Estos 5 factores se combinan en una fórmula que constituye una guía de auto conocimiento y de vida.

Según esa fórmula, también podemos analizar el año en curso.

Este año 2024 tiene una abundancia de números pares: el 2, el 4, el 6 (como resultado de sumar los dos últimos dígitos del año) y el 8 (como resultado de sumar todos lo dígitos del año).

En numerología tántrica, los números pares se consideran pasivos hasta el 6 (2, 4 y 6), y activos del 7 al 11 (8 y 10). En consecuencia, los impares es justo al revés, y entre ellos, se incluye el 11 como número simple final, que es también pasivo. Todos los números a partir del número 11 se suman para obtener un número simple.

Los números pasivos nos invitan a observar, contemplar, sentir, profundizar, escuchar, intuir, discernir, pensar, reflexionar, etc.

Los números activos nos invitan a concluir, decidir, tomar partido, actuar, ejecutar, llevar a cabo, realizar, materializar, etc.

Ambos aspectos son necesarios en la vida; es importante saber cuándo toca uno de ellos y hasta cuando, y cuándo el otro. Como siempre, es una cuestión de equilibrio. Tampoco son aspectos excluyentes, pero estos números, ya sean pasivos o activos, ponen el énfasis más en un aspecto interior o exterior, respectivamente.

De un modo análogo, en yoga hablamos de dos aspectos, bhakti y shakti, contenidos en todas las situaciones y desde los que podemos observar todo hecho. Shakti es el poder de manifestar del universo. Desde esta facultad, nosotros experimentamos nuestra fortaleza como un poder de realizar nuestros pensamientos, anhelos y deseos.

Bhakti es el poder de la escucha de ese flujo de manifestación y de observar su procedencia, su fuente, su origen. Finalmente, escuchando esa corriente de sonido que fluye bajo la manifestación como un hilo invisible, nos sucede un estado de devoción, rendición, humildad, reverencia y gratitud. Una comprensión de todo más profunda.

Ambas polaridades nos retan a ser claros, directos, poderosos y conscientes, recordándonos que servimos a nuestro espíritu, y que sin él no hay guía: vamos como pollos sin cabeza. En este orden de cosas podríamos hablar de fatalidad y destino, karma y dharma, carencia y abundancia, inconsciencia y consciencia…

¿Somos nuestra fatalidad, nuestro destino está predeterminado completamente, y de esto hablan nuestros números, carta astral o cualquier fórmula esotérica? Rotundamente no. Todos estos sistemas representan un mapa-guía, un conjunto de herramientas de conocimiento para el camino. La fatalidad viene de vivir como resultado de constantes reacciones (inconsciencia) ante lo que la vida nos propone, sin una previa auto reflexión y sin un propósito conectado a nuestro verdadero ser, nuestro ser real.

El sentido del propósito de la vida es como un fuerte imán que atrae oportunidades acordes a las necesidades y anhelos del momento presente y nos da una dirección en la que enfocarnos y actuar.

Esto nos permite vivir con consciencia, con carácter e integridad, crear buenos hábitos para alinear nuestra voluntad con nuestro verdadero ser y con esa corriente de sonido que es la voluntad divina, la conciencia suprema.

Vivir de esta manera comienza con un claro entendimiento de quiénes somos como seres humanos, qué concepto tenemos de nosotros mismos, cuál es nuestra verdadera identidad y cuál nuestro propósito.

Cuando nos volvemos calmados, meditamos, proyectamos y nos rendimos, estamos co-creando con el ser infinito, en conexión con la fuente. Entonces estamos escribiendo nuestro destino y nuestra alma reconoce su propósito.

El Nº 2, en numerología tántrica, representa la mente negativa y el “anhelo de pertenecer”. En una de sus polaridades, este número expresa la carencia, la sensación de abandono, el anhelo de ser abrazado por el padre, la madre, el universo, la vida. Y la sensación de que eso quedó irremediablemente en el pasado y es irrecuperable.

Esta sensación puede dar lugar a inseguridad, insatisfacción, soledad, ansiedad, tristeza y todo tipo de temores.

En la otra polaridad, el número ayuda a poner límites, a protegernos y a generar una profunda escucha, atención plena, devoción, entrega y rendición. Nos hace seres calmados, relajados y con una profunda guía interna. Puedes sentir que el ser amado está en lo profundo de tu corazón y que no sólo jamás te ha abandonado, sino que constantemente reside en tu interior.

Si no nos paramos a sentir, si reaccionamos ante cualquier tropezón del camino, si nos quejamos constantemente, la reacción va a ser inmediata, y la insatisfacción, segura. Sentiremos carencia, inseguridad, dudas.

Si nos paramos, escuchamos y sentimos, vamos a poder dar una oportunidad a nuestro verdadero ser, a saber, estar, y, en consecuencia, actuar.

El Nº 4 es el reto de este año y representa la mente neutral y la “copa de plegaria”. A veces, por el contrario, no escuchamos a nuestra mente negativa que nos ayuda a poner límites, y nos lanzamos a realizar acciones generosas, muy bienintencionadas, dando a diestro y siniestro, borrachos de amor y solidaridad, urgidos por nuestra mente positiva, que puede ser como un caballo desbocado, hasta que despertamos y nos sentimos con las manos vacías y el corazón solitario.

Sólo la mente neutral puede nivelar a las mentes negativa y positiva (N.º 3) para llevarnos a un equilibrio sano entre la queja y la alabanza, el dar y el recibir, la carencia y el derroche. Esta mente es silenciosa e intuitiva por naturaleza, pero hay que darle espacio y escucha para que pueda conectarse. Esta mente nos trae orden y limpieza, estructura y un espacio en el que el amor incondicional puede florecer.

El N.º 6 es el don específico para este año, y representa la capacidad de interiorización, auto reflexión y discernimiento. Es el “arco de luz” y la “persona en rezo”. Su energía habla de silencio, escucha, capacidad de ir hacia dentro, concentrarse y meditar. También habla de fe, valor y justicia universal.

Sin sus valores, caemos fácilmente en la distracción, las fantasías y la ilusión, y nos desviamos del propósito de vida.

El N.º 8, que representa la finalidad de este año, simboliza el poder del infinito en nuestras acciones y el justo equilibrio entre lo espiritual y lo material, lo invisible y lo visible, el mundo de las ideas y el mundo de las acciones.

Es el número del prana, la fuerza que permite la salud, la vitalidad y la autoridad propia. Sólo el prana nos da la energía para convertir ideas, anhelos y proyecciones en materia. Su cualidad es el flujo constante y ser conscientes de que hay una fuente infinita de prana a la cual estamos conectados, nos permite tener una identidad verdadera, una autoridad propia y una valentía serena y firme. Nada externo puede vulnerarnos, no necesitamos acumular para ser prósperos; la fuente provee todas nuestras necesidades y anhelos.

El 8 es un número de acción y realización, de valentía y poder, de alegría y sanación. Representa la fuerza de la vida y el equilibrio en nuestras acciones alineados a nuestro propósito.

En definitiva, este año nos invita a observar, reflexionar, tener confianza y fe en nuestro proceso de evolución; mantenernos alejados de la queja, la negatividad y la reacción. Cultivar la calma tomar decisiones desde nuestra mente neutral después de evaluar pros y contras. Fortalecer, aclarar nuestra mente y dejar que baje al corazón para sentirnos guiados en nuestras acciones desde el autocuidado y el amor a los demás. Así desarrollaremos valentía, firmeza, y una identidad poderosa alineada con nuestro ser más auténtico que nos depare prosperidad y sanación.

Hay mucho más que decir, nos vemos en el curso.

Feliz y consciente 2024.

HariDyal

Enero 2024