Una Puerta

             De cientos de milagros simultáneos está hecho el presente en el que moramos, rompimientos de gloria superpuestos que se suceden como en  cine continuado. La luz los baña siembre que puede, los exhibe despiertos, jugosos, como sirviendo una mesa abundante en manjares. Todo vive, palpita y está siendo para nuestra alegría.

Una puerta 

Lo que he entendido durante estos cuarenta días repitiendo la misma secuencia perfecta y completa de ejercicios o Kriya, es que hacer Kundalini Yoga es poner en juego, mientras te fundes contigo mismo a través del cuerpo físico, todos los regalos que me hacen ser quien soy; es de alguna manera como permitirme ser arcilla blanda para que las grandes fuerzas creativas, la divinidad, la Gran Inteligencia, obren en y a través de mí.

Nuestra parte del trabajo es respirar las propias resistencias hasta permitirlas tanto que se disuelvan y entregarnos dóciles diariamente a esa Kriya milagrosa compartida por Yogi Bhajan.

Esta serie de ejercicios físico-espirituales buscan la reunión necesaria con “la verdadera identidad” o Sat Nam, clara hoja de ruta que todos llevamos por dentro y mantra que se repite rítmicamente a lo largo de todos sus ejercicios sostiéndolos cual hilo de prana que va bordando pacientemente esta experiencia en la psique un día a la vez.

Afortunadamente tenemos un motor poderoso e intuitivo que puede vencer el miedo manifiesto en diversas formas de resistencias: la legítima búsqueda de la felicidad, ese fuego placentero que nos da fuerza, visión y buena voluntad.

Probar esta tecnología milenaria es cruzar una de esas puertas que sin saberlo, son realmente umbrales.

El Sistema Solar

No hace falta tenerlo todo para realmente tenerlo todo y ser felices, porque ¿qué es realmente ese todo?, ¿existe una suma real de cosas externas que al hacerlas inventario borrarán del alma el vacío y la tristeza?

El cuerpo se ha de alimentar con nutrientes, el alma con amor, la mente con silencio,   cuando confundimos qué sustancia alimenta qué área de nuestro ser, aparecen los problemas.

La rutina de Sat kriya nos recuerda dice que todo lo que realmente necesitamos ya está aquí, que el sol entero habita en nuestro interior, que nuestros verdaderos sueños son en realidad una oración que nuestro corazón emite con cada latido, léase con detenimiento: son, ya son dentro del alma, solo tengo que conectarnos cual walkie talkie con su frecuencia para poder verlos prosperar.

Somos telúricos 

Entonces hacer Yoga se trata también de eso, agitar el cuerpo de tal manera que las células que ya están vibrando, quizás cada una por su lado, logren armonizarse, la magia ocurre entonces porque son ellas las que producen los pensamientos y ellos a su vez generan emociones que luego se convierten en acciones que, en suma contínua desde el primer día, han configurado el presente.

Lo bonito es que entonces si hoy, si justo ahora decidimos hacer algo fuera del espiral cotidiano, eso tendrá un impacto directo sobre todo lo que consideramos nuestra realidad, a veces abriremos secuencias largas y a veces serán cortas, pero el foco ha de estar en este preciso instante, finalmente no existe ningún otro.

La semilla de la totalidad es el alma misma y su cualidad vibratoria opera como fuente creativa y canal de comunicación con el afuera, existe entonces una relación infinitesimal entre el anhelo auténtico (que es la emoción de la autorealización) y la posterior liberación de esa energía convertida en todos los niveles de densidades de la materia que nos implican.

La rutina de Sat Kriya es de algún modo, una entre miles de posibilidades de volver a empezar.

 

Sat Nam,

Siri Sotantar Kaur